La proteína animal es primordial para una dieta sana debido a que proporciona aminoácidos, vitaminas y minerales esenciales para el desarrollo humano, pero debe combinarse con una dieta balanceada, ya que el exceso de la misma puede traer problemas a futuro.
Según el gobierno de México, la carne de pollo y la de cerdo son las que más se consumen, por lo que es importante que dichos alimentos cumplan con los estándares de calidad.
De acuerdo con diversos estudios, el consumo habitual de carne roja conlleva el riesgo de desarrollar enfermedades en un margen de 10 años.
Sobre el jamón, un alimento que se utiliza cotidianamente en la dieta mexicana, es importante conocer los daños que produce a largo plazo, puesto que los sándwiches son de los almuerzos más comunes que alimentan de igual manera a niños en las escuelas como a trabajadores en las oficinas.
A mayor consumo, más riesgo
Una investigación de la Universidad de Cambridge ha usado los datos de salud recabados por el proyecto internacional InterConnect, el cual tiene por objetivo mejorar el conocimiento sobre diabetes y obesidad.
Como resultado de estos estudios los investigadores concluyeron que el consumo habitual de 50 gramos de carne roja procesada al día, es decir, dos rebanadas de jamón, incrementa las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en un 15% después de 10 años del comerlo frecuentemente respecto a una persona que no lo tiene. El mismo riesgo se presenta cuando se consumen 100 gramos de carne roja no procesada al día.
Además, según advirtió la investigadora en Ciencias Médicas del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINS) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Tania Aburto Soto, el consumo de carne procesada se asocia con cáncer colorrectal puesto que aumenta la formación de compuestos carcinogénicos llamados nitrosaminas, responsables del daño de las células del aparato digestivo.
Aunque el consumo habitual de carne de ave también se asocia con la posibilidad de padecer diabetes tipo 2 en un lapso de una década, el porcentaje de es menor en un un 8% en comparación a quien consumen carne roja.
Nita G. Forouhi, investigadora de epidemiología de la Universidad de Cambridge, considera que pese a que se debe seguir profundizando en esta asociación, la reducción del consumo de carne roja puede disminuir los casos de diabetes tipo 2 en la población.
Este estudio es el primero que incluye grupos de población de Oriente Medio, Latinoamérica y el sur de Asia. Anteriormente se habían realizado en Europa, Estados Unidos o Japón, sin embargo, de África aún no hay datos suficientes.
Qué marcas evitar
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), algunas marcas de jamón son de las más populares o económicas, pero no cubren los estándares de calidad. El Laboratorio Nacional de Protección a las y los Consumidores analizó el año pasado 44 marcas de este alimento y nueve reprobaron el estudio.
En la investigación se verificó la calidad sanitaria, calorías, carbohidratos, fécula, grasa, proteína, humedad y sodio, con lo que se descubrió que cinco de las marcas están presentes en la mayoría de las tiendas pero no cumplen con los estándares de calidad. Estas son:
Parma Sabori: Aunque se presenta como “reducido en sodio”, no cumple con el 25 por ciento de reducción de ese ingrediente.
Bafar: Contiene 4.7 por ciento menos producto.
Duby: Contiene 4.6 por ciento menos producto, y también miente al denominarse como “jamón cocido de pavo”, debido a que no toda la carne es de muslo de pavo, como lo exigen las normas.
Galy: Carente de carne de cerdo. La Profeco indicó que sólo contiene 51.5 por ciento del ingrediente, cuando el mínimo requerido es de 55 por ciento.
Sparta Cocido: No debería denominarse “jamón de pavo y de cerdo”, debido a que contiene pollo y no está incluido en su etiqueta.
Las marcas que sí pasaron la prueba son: Fud, Kir, San Rafael y Swan, mismas que presentan opciones extra finas o finas, es decir, de la más alta calidad.